Los bebés que duermen cerca de sus padres fumadores presentan niveles de nicotina hasta tres veces superior a los que lo hacen en habitación separada, según concluyó un reciente estudio de Cataluña.
Esto se debe al llamado “humo de tercera mano“, es decir, aquel que queda adherido a la piel y ropa del fumador y demás personas cercanas. Lo cierto es que tanto éste como el llamado de “segunda mano”, el que el niño aspira directamente a través del aire cuando un adulto fuma, son realmente perjudiciales para la salud.
Resulta que una gran parte del humo que se desprende del cigarrillo encendido y que no se inhala al momento de ser exhalado queda impregnado en alfombras, cortinas, cojines, prendas y demás objetos hechos de tejidos textiles.
Aún más, según un estudio realizado por el Instituto Hohenstein, de Alemania, este humo puede alcanzar concentraciones de tóxicos aún mayores que las que hay en un área con humo de
via vitadelia.com
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